viernes, 22 de marzo de 2013

Mil disculpas.

He vuelto!!! Siento muchisimo no haber escrito durante estos meses pero me han salido muchos asuntos, que si final de curso, con los exámenes y que si en verano me fui a Polonia...
Vamos, muchas cosas...
Tengo móvil nuevo, y puedo escribir desde él los capítulos asi que será mejor.
Me reeleeré la novela y seguiré cuanto antes, os lo prometo.
Gracias por seguir ahí los que seguis leyéndome. Sois grandes.
Una última cosa, voy a empezar otra novela, por si alguna es directioner, una fanfic y eso, pues ya pondré el link cuando lleve algunos capítulos.
Besos.

Capítulo 16.

¿Qué me quería? ¿Qué coño estaba diciéndome? No puede ser que se quiera a una persona en menos de dos semanas, no, no puede ser. Seguro que me estaba vacilando. Es otra de sus tácticas de conquistar chicas, sí, es eso.
-Pues lo que oyes...
-Alejandro, te estás equivocando, esto... - respiré hondo- esto no está pasando.
-¿Cómo que me estoy equivocando? ¿Acaso crees que te estoy mintiendo? - me quedé pensativa- ¿O que es otra de mis ''tácticas'' para conquistar a una chica? - me quedé en blanco, y él lo notó- ¡Ah! O sea que crees eso, ¿no? - retrocedió unos pasos- Pues si es eso lo que piensas de mí, pues allá tú. Lo increíble de todo esto es que pienses lo mismo que la última vez, que soy como los demás.
-Yo no he dicho eso...
-¡Pero lo has insinuado! - me gritó de tal forma que me sobresalté.
-No me grites...
-Mira Yolanda - se llevó las manos a la cabeza- paso de toda esta mierda... Si quieres que te de mi explicación te la doy, pero no vayas montándote películas en tu cabeza - dijo serio- Nos vemos.
Y se fue, se fue dejándome sola ahí, en medio de la playa, con toda la gente mirándome. No pude evitar que se me escapara una lágrima, una lágrima de dolor. Me había dolido, sí, ¿para qué negarlo? Esto ya es el colmo, si es que no se ni para que vengo a estas vacaciones, y si supiera que todo esto iba a pasar me quedaba en casa. No aguanto más, y estoy decidida, voy a irme a casa ya.
Me dirigía a casa para empezar a hacer las maletas. Yo si que paso de toda esta mierda. ¿Y para qué me voy a rayar? Si ese niñato es como los demás... Mierda, otra vez lo había pensado. Eso es lo que le jodía, que pensara que era igual de todos. Hombre, si a mí me dijeran eso o pensaran eso de mí, pues claro que me cabrearía pero yo que se... Hasta tal punto no creo.
Llegué a casa, no había nadie, por los pelos. La verdad es que no quería irme todavía pero me dolía todo esto, y creo que sería lo mejor para todos. Quedaban 16 días, dos semanas. Quería llamar a mi hermano a ver que me aconsejaba, y además, le echaba de menos. Estaba decidida a llamarle.
(Conversación telefónica)
-¿Sí?
-Dani...
-Ey pequeña, ¿qué te pasa?
-Que me quiero ir ya de aquí Dani.
-¿Qué? ¿Ya me hechas de menos o qué? - se rió.
-Pues no listo, sino que estoy incomoda aquí y simplemente me marcho.
-¿Pero ya tienes decidido que te vas a ir?
-Pues no, por eso te llamaba, para preguntarte que hacer.
-Haber, si no me cuentas la situación, pues no creo que pueda ayudarte.
-Vale... Pues que - No sabía si contárselo o no, porque sería capaz de plantarse aquí y romperle la cara a Alex, y yo no quería que pasara eso, que sabía lo protector que podría llegar a ser Dani - Que he discutido con las chicas, y no se si irme para no empeorar las cosas.
-Pues yo, si fuera tú, aclararía las cosas entre vosotras, porque por algo sois amigas y os habéis propuesto este viaje - tal vez tendría que aplicar esto con Alejandro, así se facilitarían las cosas de una vez y estaría tranquila disfrutando de mis últimas semanas.
-Tienes razón Dani, bueno me voy ahora mismo, no voy a perder un minuto más, dale un beso de mi parte a papá y a mamá, y que os quiero.
-Pero Yolanda, espera que...
(Fin de la conversación)
Le colgué antes de tiempo sin dejar que dijera lo último.
Iba a solucionarlo con Alejandro, sí, pero no hoy, quizás mañana, o tal vez pasado, no lo sé, todavía tengo tiempo. Oí un portazo de abajo.
-¿Yolanda, estás en casa? - gritó Laura desde la planta de abajo.
-¡Sí, aquí arriba! - oí como dejaban algunas cosas en la mesa y subían las escaleras.
-¿Qué cojones haces con la maleta? ¿Acaso te vas a casa? - me preguntó Laura alborotada.
-Pues sí, lo tenía pensado - abrieron los ojos como platos al oírme.
-¿Qué dices Yolanda? ¡No puedes irte, no va a ser lo mismo sin ti!
-Tranquilas chicas, todavía no estoy segura al cien por cien, pero lo tengo que pensar, así que no os preocupéis.
.¿Cómo quieres que no nos preocupemos? ¡¿CÓMO QUIERES QUE NO NOS PREOCUPEMOS?! - gritó Laura, y después de eso cogió aire - Vale, ya estoy más relajada. A lo que iba, ¿cómo quieres que no nos preocupemos? Este viaje a sido organizado por las tres, por  Laura, Ashley y Yolanda, y lleva tu nombre. Lo hemos pagado entre las tres, lo estamos disfrutando entre las tres, más unas que las otras, pero desde ahora por igual porque no te pensamos dejar sola y comerte la cabeza por... Por... ¿Qué es lo que te ha hecho pensar eso? Porque creo que alguna razón habrá.
-Pues es Aleja...
-¡¿QUÉ TE A DICHO ESE CABRÓN PARA QUE HAYAS PENSADO ESO?! - gritó de nuevo Laura.
-¡Laura, relájate coño, que para eso estamos aquí, para solucionarlo! - alzó la voz Ash.
-Pues chicas, que ya paso de todo esto - me senté en la cama - Si supiera que iba a pasar todo esto, enserio que no vendría, porque para sufrir lo que estoy sufriendo... Además, no entiendo por qué me hace todo esto...
-¿Yolanda, tú te estás oyendo?
-No, ni quiero... - dije echándome para atrás.
-Haznos el favor de explicarnos todo, Yolanda, por favor...
-A ver... Que había discutido con Alejandro y...
-Como siempre... - dijo Laura.
-¡Cállate Laura! . la mandó Ashley- Sigue Yoli.
-Y que ahora me siento como el puto culo y que para olvidarme de todo me quiero ir de aquí, porque yo solo causo problemas, y si me voy será mejor para todos...
-¡NI HABLAR! ¡Ese gilipollas se va a enterar quién es Laura Romero Cortijo! ¡Y tú no te vas porque todo esto se va a solucionar a la de ya! - dijo Laura bajando las escaleras.
-¿Qué vas a hacer Laura? - pregunté con miedo a oír la respuesta.
-Ahora veréis - Ash y yo bajamos y nos situamos en las escaleras mientras que Laura cogía su móvil y llamaba a alguien- ¿Mario? Sí, soy yo... Cielo, ¿puedo decirte una cosa?... ¡Que por el gilipollas de tu amigo, mi mejor amiga se quiere ir! Pues lo que oyes... Vale... Sí... En media hora... Vale... Ahora nos vemos, un beso... - y colgó. Se levantó orgullosa y sonriente.
-¿Qué coño has echo Laura? - la dije.
-Ya me lo agradecerás después cielo - me guiñó un ojo - Ash, vámonos.
-¿Cómo que nos vamos? - preguntó esta dudando.
-Pues lo que oyes, que nos vamos.
-¿Dónde?
-¡Hazme caso! Ale, hasta luego Yolanda - dijo cogiendo las llaves.
-¿Qué cojones...? - ya pensé enseguida lo que me iban a hacer, me dejarían encerrada - No, no, no, no, no, no, no, ¡NOOOOOO! - fui corriendo hasta la puerta pero ya era demasiado tarde.
-Ya me lo agradecerás más tarde, y esto es por tu propio bien.
-¡ABRIDME JODER, SOIS UNAS CABRONAS! - empecé dándole golpes a la puerta.
-Adiós Yolanda, diviértete... - y se alejaron.
Dadas las circunstancias, me iba a quedar encerrada ahí durante horas, o por lo menos hasta que alguien llegase y me abriese. Me di por vencida y me quedé apoyada en la puerta durante 20 minutos, hasta que oí a alguien.
-¡AYUDA!¡Que alguien me ayude!¡Me he quedado encerrada! - y por arte de magia, la puerta empezó a abrirse, pero en esos momentos no quise que se abriera, y menos por él.
-Hola...
-¡Vete y déjame en paz! - intenté cerrar la puerta con todas mis fuerzas pero el intento fue nulo.
-Yolanda, déjame hablar contigo, al menos cinco minutos.
-¡No, vete de mi casa y disfruta de tu vida como hasta ahora!¡No quiero ver nada contigo!¡Vete Alejandro!¡Vete, joder! - le empecé a pegar. El me cogió de las muñecas, me dio la vuelta y me pegó contra él quedando totalmente bloqueada, haciendo que mis lágrimas recorrieran mis mejillas.
-Shh... Tranquilízate... - no me podía tranquilizar, de hecho, no quería, quería que viera que sufro por él, quería que se sintiera culpable de todo, que se diera cuenta de lo mucho que le odio...- Yoli, solo quería decirte que lo siento muchísimo por lo que pasó en la fiesta... Que sí, que me siento un completo idiota por haberte echo todo el daño que te hice, y dos veces en un día, pero ese día no era yo, algo se apoderó de mí y me hizo ser el Alex que nunca he sido. Decirte que lo siento por no haberte llamado, no haberte mandado ningún Whatsapp, ningún mensaje, ni tampoco haberme pasado por tu casa. No tenía los suficientes cojones de hacer cualquier cosa, de ver como reaccionabas, tenía miedo de que me dejaras de hablar, o de que te olvidaras de mí... - me fue soltando, de tal manera que me quedé enfrente de él - Por esto mismo no quería pedirte disculpas, por miedo a verte así, destrozada...- me fue quitando con sus dedos las lágrimas que habían bañado mis mejillas - Llorando... - me quitaba las lágrimas con la mayor delicadeza posible - Y todo por culpa mía... - dejó sus dos manos frías posadas en mis mejillas sonrojadas de tantas lágrimas. Decidí hablar por fin.
-¿Y por qué dices todo esto si ya lo has echo?
-Decidí que preferiría que te olvidaras de mí a que siguieras sufriendo, que pasaras de mí a restregármelo todo en la cara, a que no me dirigieras la palabra... - mis lágrimas querían salir.
-Pues lo has conseguido... - me di por vencida y empecé a empaparme la cara de nuevo. Me separé de Alejandro y corrí hasta mi cuarto, corrí como si no hubiera mañana.
-¡Yolanda, espera! - demasiado tarde, ya estaba encerrada en mi cuarto. Oí como subía los escalones de dos en dos o incluso de tres en tres - ¡Yolanda, abre cojones! - y de ahí no me acuerdo de más...

[Narra Alejandro]
Oí un golpe, y temí lo peor. Decidí romper la puerta. Y así lo hice. Al abrir no pude visualizar a Yoli. ¿Dónde cojones se había metido? De repente vi un charco de sangre en el suelo. No, no puede ser...

¡Holaaaaaa! Sí, se que mis ''lo siento'' no sirven para nada, pero estas dos semanas he estado de exámenes y costipada, y como que no tenía mucho tiempo la verdad... Que aquí esta el capítulo 16 y me despido. ;)


viernes, 22 de febrero de 2013

Capítulo 15.

[Narra Yolanda]

Día 1. Mes, Septiembre. Quedaban 16 días para que nos fueramos. Es increíble que pase tan rápido el tiempo.
Era 1 de Septiembre, hacía 9 días que no veía a ese cabrón y me sentía tan bien, que no me he arrepentido en ningún momento de no hablarle. Sí, odio que no nos hablemos, pero ¿acaso se merecía que le hablara? Claramente la respuesta es, no. Me sentía estúpida por haber confiado en él. Por haber contado mis cosas, mis secretos.
Estos nueve días las chicas habían sido un gran apoyo para mí. Intentaban no quedar mucho con sus novios, ¿pero quién era yo para impedirselo? Las obligaba, decía que si no lo hacía me enfadaba, porque para que tomarla con ellos si no me han echo nada. Cuando estabamos las tres solas, intentaban no hablar de él para no hacerme sentir peor, y gracias a ellas había olvidado un poco el tema. Las primeros días, cuando pasó aquello con Alex, dormían conmigo, para secarme las lágrimas y intentar hacerme sonreír. Cada noche hablabamos de nuestras cosas, de nuestros momentos, del futuro, de la familia, de todo en concreto. Cuando venían Mario y Abraham a visitarnos, yo simplemente me quedaba en mi cuarto, porque sabía que estaría de sujetavelas, pero me obligaban a bajar y estar con ellos, y sin hacer mimitos ni nada para no hacerme sentir mal. Me lo pasaba genial cuando venían los chicos, me sacaban de mis pensamientos, de aquel pensamiento que gira todos estos días en mi cabeza. Alguna que otra vez pregunté por Alejandro, pero yo misma. Los chicos me ignoraban, pensaban que era lo mejor para mí y yo lo aceptaba. Me picaba mucho la curiosidad de saber que tal estaba, si saía con ellos por las noches, o incluso si se había buscado otro ligue. Solo con pensarlo me moría de celos. Agg. Esto de estar un día entero sin salir me sentaba mal. Sí, había salido a la calle. ¿Acaso me iba a quedar encerrada en casa por ese imbécil? Pues como que no. Además, estamos en nuestras vacaciones, estamos disfrutando antes de volver a nuestras rutinas diarias. Había salído como hacía normalmente, excepto por las noches. El tercer día desde la pelea, salí a tomar el aire, a que me diese un poco el sol. Dí un paseo por la playa, me bañé, tomé el sol. Todos los días tomaba el desayuno, la comida y la cena. Porque con toda esta pelea me entraba hambre. El quinto día quedé con Borja, sí, el de la gasolinera. Quedamos para dar una vuelta por las tiendas, fuimos a comer a un restaurante, y por la tarde a la playa. Me lo pasé bastante bien, para que mentir. Me había contado toda su vida, desde que tenía memoria hasta entonces. También me había comentado, que tenía problemas con su familia, que por eso había venido aquí a apartarse de ellos, a desconectar un poco. Me había contado como fue su vida amorosa. Sus intereses. Sus cosas personales. Vamos, de todo un poco. Yo no le conté lo que me había pasado con Alex, ya que no quería que hubiera otra pelea más, porque sabía que si se lo contaba, Borja iría a por él, y no quería. Cuando se fijó en mis ojos rojos, me preguntó porque estaban así, que por qué tenía esa cara tan pálida, aunque lo primero que me dijo de que si tenía problemas con algún chico, que si me había echo sufrir alguno, o simplemente ''aquel tío que nos separó en la disco''. Yo le negué a todo, le dije que echaba de menos a mi familia y esas cosas. El se lo tragó y dió el tema por cerrado. Los siguientes cuatro días, había salido con las chicas a visitar Cartagena, donde ibamos en bus media hora, que por cierto es precioso.
Nos pasabamos los días riendo, y eso gracias a ellas.
Era Miércoles, por la mañana, el cielo estaba despejado, como siempre, con un sol super alumbrante. Yo me encontraba en mi cama ya despierta, porque ya no tenía ganas de dormir. Ahora no encontraba sentido alguno el de dormir tanto, para mí era desperdiciar tiempo pudiendo hacer otras cosas. Alcé la mano para coger mi móvil, y pulsé el botón para poder averiguar la hora. Las 9.16. ¿Qué coño hacía yo a estas horas levantada? Me había desvelado o algo, porque no es normal en mí. ¿Y qué hacía yo ahora? No aguantaba más estar en la cama, así que decidí levantarme. Me puse las zapatillas de estar por casa y salí de ahí. Me fijé que las habitaciones de Laura y Ash estaban cerradas, por lo que seguían durmiendo. Bajé las escaleras sin hacer ningún ruido. Me tiré en el sofá, cogí una manta, me acomodé con un cojín y alcancé el mando para encender la televisión. En telecinco ''El Programa de Ana Rosa'', en FDF ''Castle'', en cuatro ''Caso Abierto'', en antena 3 ''Espejo Público'', en fin, un coñazo todo. No había nada interesante en la televisión así que decidí ir a la cocina. No tenía hambre, pero me hice un Cola-Cao. Metí la taza de leche en el microondas y lo puse a calentar. Me apoyé en la encimera y me puse a pensar. ¿Qué pasaría si Alejandro no se disculpase después de irme? ¿Y si le viese en el futuro? ¿Y si no? No puedo creer que todavía no le haya visto, es que es increible. Si me voy sin despedirme no me molestará, o eso pienso. Un pitido me saca de mi profundo pensamiento. Cojo la taza y le echo dos cucharitas de Cola-Cao. ¿Y si no le vuelvo a ver en mi vida? ¡Basta Yolanda! No puedo pensar en eso ahora, he venido aquí a pasarlo bien, con mis amigas, no a enamorarme de un niñato ingenuo. Me cogí unas galletas de la estantería y llevé todo a la mesa. ¿Tan difícil es no presentarse aquí y pedirme las disculpas que merezco? Terminé de desayunar y lo llevé al fregadero. Tenía ganas de dar una vuelta, y ir sola, porque no era plan de llamar a alguien a las tantas de la mañana. Subí las escaleras sicilosamente. Entré en mi habitación y me puse algo simple. Me cogí los cascos, el móvil, dinero y las gafas de sol. Pasé de coger las llaves. Me metí en el ascensor y le dí al botón. Me plantee de ir por la ciudad, pero preferiría la playa, ya que en nada vamos a volver y en Madrid no hay playa. Cuando llegué, me quité las Vans, y las cogí en las manos. Aunque fueran las 10 de la mañana, el sol pegaba fuerte, y la arena quemaba. Ya llegaste a la costa y mojé los pies. Que bien se sentía una así. No tenías ningun rumbo, así que optaste por ir a la derecha. No había demasiada gente a esa hora, pero iba llegando para coger sitio. Mientras andaba, salpicaba con los pies de manera que parecía una niña pequeña. Que raro se me va a hacer todo esto. Estar un año sin volver otra vez aquí. Es tan...
-¡Yolanda, espera!
Alguien me sacó de mis preciosos pensamientos, haciendo que me girara. Y ahí estaba él, Alejandro. Venía corriendo en mi dirección. Estaba palido, tenía mala cara, aunque estaría igual que yo. Tal vez estaba mal. ¡No, no pienses eso Yolanda! ¡Él te hizo daño, no dejes caer en la trampa! Te giraste de nuevo, como si no hubiera pasado nada y pasaste de largo.
-¿Sigues enfadada? - dijo con un pulso agitado.
¿Qué pregunta es esa? Pues claro que lo estaba, como para no estarlo, ag.
-Se ve que sí...
Pasé de su cara.
-Venga Yolanda, ¿enserio? Sé que la cagué pero no es para tanto...
Me harté. Era increíble que un chico como él pudiera hartarme tanto como ahora, era increíble.
-¿Que no es para tanto? ¿QUE NO ES PARA TANTO? Mira... - respiré hondo y pusiste rumbo a ningún sitio.
-Sí, no entiendo porque sigues enfadada todabía...
-¿Que no sabes por qué? Madre mía... Lo estoy flipando... ¿Estabas borracho? Sí, yo creo que sí. Pues para refrescarte la mente, me tiraste al suelo - se quedó en blanco, y ya seguro que le vino algo a la mente - Sí, como la primera vez, pero esta a sido más fuerte, y casi me tuerzo el tobillo, para informarte, y ahora déjame en paz.
-¿En serio te hice eso? No me acuerdo...
-Bua. Adios Alejandro.
-No, espera Yoli... Lo siento si la cagué tanto, lo siento enserio, se que la he cagado otra vez, pero como dice una frase, de los errores se aprende.
-¿Y por qué iba a perdonarte?
-Por que te quiero.
-¡¿Qué?!

¡¡Capítulo 15!! No os lo esperábais, ¿eh? Pues hasta la próxima, y gracias por leer. :)
Twitter: @Clauthedreamer

domingo, 27 de enero de 2013

Capítulo 14.

[Narra Yolanda]

Nos encontrabamos Alex y yo n la playa junto a nuestros amigos. Yo me dirigía al agua junto con Alejandro, Ashley y Abraham, mientras que Laura y Mario se quedaban en la toalla hablando de sus cosas. Fui a meter los pies y me entró un escalofrío. El agua estaba algo fría. Cuando me fui a apartar y a tumbarme a la toalla, Alex me cogió. Cada vez el agua era más profunda, le llegaba por las rodillas. Y ahora llegaba lo peor, me soltó, de tal forma que no había ni una sola parte de mi cuerpo que no estuviera mojada. Salí furiosa, ¿lo normal de cuando te sueltan, no?
-Más te vale que corras, ¡que cuando te pille te vas a entrerar! - dije gritándole.
-Anda Yoli, ¿qué me va a hacer una chiquita como tú? - dijo riéndose.
-Te vas a arrepentir por haber dicho y hecho eso - dije. Empecé a salir del agua cuando Alex me agarró por detrás.
-No te vayas, lo siento, es que no había ninguna otra forma de que entraras en el agua - se explicó.
-Pero si me hubieras metido poco a poco no hubiera pasado nada, y suéltame que me quiero ir a la toalla - intenté moverme pero era imposible.
-Venga Yolanda, estamos de vacaciones, y a sido solo una simple broma, dejalo pasar, y disfruta de la vida - me dijo Ashley que estaba a pocos metros de nosotros junto con Abraham.
-Bueno, tienes razón Ash - dije mirándola - Pero antes tengo que hacer una cosa - los tres me miraron extrañados. Alex me soltó y como no se había mojado del todo, le hice una aguadilla para devolversela. Despues de estar salpicándonos y esas cosas, decidimos salir porque estabamos agotados.

[Narra Mario]

Miestras los demás se dirigían al agua, Laura y yo nos habíamos quedado en la toalla para hablar de cosas. Vimos como Alex soltaba a Yolanda en el agua, y esta se mojaba entera y salía furiosa. Alex no perdía el tiempo. Laura me dió un beso de sorpresa.
-¿Y ese beso? - pregunté sonriéndo.
-¿Qué, no puedo besar a mi novio tranquilamente? - preguntó extrañada.
-Sí, pero me has pillado por sorpresa.
-Dicen que los mejores besos son los que te pillan de sorpresa - dijo poniendosé las gafas fe sol y tumbándose en la toalla.
-¿Salimos esta noche, no? - la dije.
-Sí, aunque hoy no me apetece mucho salir, la verdad.
-Pues si quieres me quedo contigo y no salimos a ningún sitio.
-No, quiero que salgas con loas chicos a divertirte, ¿vale?
-No, porque quiero estar con mi chica para cuidarla y pasar más tiempo junto a ella.
-Que cabezota eres - dijo.
-Pero soy tu cabezota - y la besé.
Alex y los demás, empezaron a salir del agua para dirigirse a nosotros.
-Ey chicos, ¿qué hacemos esta noche? - comentó Abraham.
-Pues Laura y yo nos vamos a quedar en su casa porque no nos apetece salir.
-¿Laura, qué te pasa? - dijo Yoli acercándose a ella.
-Nada, solo que hoy no tengo muchas ganas de salir - la miré y nos sonreimos.
-Vale, pues hoy los solteros y solteras se van de marcha - gritó Alex haciéndo que nos riéramos todos.
Decidímos recoger y irnos cada uno a casa, a prepararnos, y luego iría con los chicos al hotel de las chicas y me quedaría con Laura.

[Narra Ashley]

Estabamos esperando sentadas en el sofá a que vinieran los chicos a por nosotras. Yo me puse lo primero que pillé y Yolanda se puso un vestido que había elegido Alex horas antes. Ibamos perfectas, pero Laura como se quedaba en casa, iba con ropa cómoda de estar por casa.
-Chicas, vais perfectas, como siempre - nos dijo Laura, ella tan amable como siempre.
-Se nos hará muy raro estar sin tí, pero que se le va a hacer - dijo Yoli. Decidimos abrazarnos. De pronto, sonó el timbre, eran los chicos.
-¿Quién es? - pregunté sin abrir la puerta.
-Tres chicos muy guapos que vienen a seducir a tres damas - dijo Alejandro. No pudimos evitar reirnos y les abrimos.
-Chicas, estáis increíbles - dijo Abraham.
-Gracias, ¿eh? - gritó por detrás Laura. Nos reímos. Mario pasó de saludarnos y se fue directamente a besar a su novia.
-Bueno tortolitos, aprovechad que estáis solos y no hagais mucho ruido por si los vecinos se quejan - dijo Abraham. Laura cogió un cojín y se lo tiró.
-Luego nos cuentas guapetona - le dijimos Yoli y yo a Laura - Hasta luego parejita.
Salimos del apartamento y nos dirigimos a la discoteca, pero antes a cenar a algun restaurante o bar que encontraramos por el camino. Decidimos ir a comer al Argentino del otro día, yo me cogí una ensalada cesar, los chicos unas costillas y Yoli unas alitas de pollo. Todo tenía muy buena pinta. Al pagar nos dirigimos a la discoteca de siempre. El ambiente estaba muy bien, no había tanta gente como la última vez y se estaba agusto.
Los cuatro nos fuimos a bailar a la pista, primero bailé con Yolanda, luego con Alex y por último con Abraham. Cuando estaba bailando con este último, me dijo algo al oído.
-Ashley, tenemos que hablar.
-No se que hay que hablar, me dejaste todo muy claro el día que fuimos a la playa por la noche, y espero que tengas suerte con esa chica - desde la noche en la playa cuando nos bañamos y me dijo que le gustaba otra chica, no habíamos vuelto a hablar del tema. Le mandé al dia siguiente un whatsapp diciendo que no se preocupara por mí, que estaba bien y que cuando estuvieramos con los demás que fueramos los de siempre. Esta tarde en la playa nos hemos comportado como siempre, y cuando me ha querido besar, que lo ha intentado muchas veces, me he apartado. Tal vez pensaréis que porque hago todo esto, que parezco tonta, pero no, lo que yo no quiero es que juege a dos bandas, que no soy su juguetito y que si quiere a la otra chica, que este con ella y no que la venga poniéndola los cuernos conmigo. Sí, admito que tengo celos de ella, porque Abraham es único, y me ha echo muy feliz por el poco tiempo que ha pasado, pero eso ya da igual, esa chica no debería de dejarle escapar, porque chicos como este no se encuentran todos los días.
-Ashley, te estas equivocando.
-No, el que se esta equivocando aquí eres tú, vete con la otra, a la que tanto quieres, que yo no soy tu juguetito.
-¡Pero Ashley, que no hay ninguna otra! ¡Qué eres tú joder! - ¿qué acababa de decir? ¿Qué era yo la chica esa? Alomejor estaba borracho, aunque no creo porque no hemos tomado ni una copa. Alomejor me estaba vacilando para echarse unas risas.
-¿Pero qué hablas tú? Mira, para estar vacilandome y yo sufriendo me voy de aquí.
-¡Pero Ashley, que es verdad! - dijo cogiendome de la muñeca.
-¿El qué es verdad? - ya estaba echa un lio, necesitaba explicaciones. Nos empezaron a empujar y quedamos tan juntos que ni nos dimos cuenta. Nos mirabamos a los ojos. Quería apartarme, pero no podía. Mi corazón no quería. Estabamos tan pegados que notaba el latir de su corazón. Estaba acelerado, tal vez más que el mío.
-Que quiero que seas mi chica, eras tú a la que me refería el día de la playa cuando nos fuimos de aquí, eres tú la que me gustas - no me lo podía ni creer, era yo.. Tantos celos, tantas lágrimas derramadas, todo para nada. Abraham rompió los centímetros que nos separaban y nos fundimos en un beso, ese beso que tanto deseaba desde hace días. Fue mejor que el primero que nos dimos. Simplemente era perfecto, él y yo.

[Narra Alejandro]

Ibamos en busca de las chicas para ir a la discoteca, mientras que Mario se quedaba con Laura en casa. Hablamos por el camino de tonterias, hasta que Abraham nos salto con una cosa que nos sobresalto.
-Chicos, hoy voy a pedir salir a Ashley - le empezamos a dar palmadas en la espalda y la enhorabuena por decidirlo.
-Pero si te dice que no, dala tiempo - le dijo Mario a este.
-Sí, sí, aunque es normal que me rechaze - le miramos con cara de ''¿por qué?'' - pues porque el otro día, cuando fuimos a la discoteca como hacemos siempre, Ash y yo decidimos dar una vuelta por la playa, disfrutamos y eso, pero luego cuando decidí acompañarla a casa, la solté todo - dijo Abraham.
-¿Y qué problema hay? - dije.
-Pues que en vez de decir que sentia esas cosas por ella, dije que sentía esas cosas por una chica, y a ella le sentó tan mal que se fue corriendo a su casa sin antes poder explicarselo todo - dijo con cara seria.
-¡Ah! Ya decía yo que os mostrabais un poco fríos en la playa, sin daros ningún piquito ni nada - dijo Mario.
-Por eso, porque luego me mandó un mensaje al whatsapp diciendo que fueramos los mismos de siempre delante vuestra, pero que ningún beso ni pico ni nada de nada, y ya estoy harto, y quiero que sea mía - suspiró Abraham.
-Pues tu habla con ella, ya verás como lo va a entender todo - dije
-Eso espero.
Llegamos al apartamento, y ya estabamos delante de la habitación 444. No dudamos en llamar.
-¿Quién es? - preguntó Ashley.
-Tres chicos muy guapos que vienen a seducir a tres damas - dije yo. Oíamos como se empezaron a reír. Cuando Ashley abrió la puerta, solo mis ojos se fijaron en Yolanda. Estaba increíble, preciosa, simplemente perfecta. Me fijé en una cosa, ese vestido.. Me sonaba de algo, ¡sí! Es el de esta mañana que le dije que se pusiera esta noche para mí, y me alegra saber que lo ha echo. Era bonito al cogerlo, pero vérselo puesto, la queda perfecto. Realza sus curvas, esas preciosas curvas que tiene. Madre mía, esta chica me vuelve cada vez más loco.
Después de despedirnos de la parejita, salimos del apartamento. Ibamos diciendo tonterías y anecdotas de las que nos han pasado los últimos días. Paramos para cenar en un argentino y después ir a la discoteca. Después de pagar, fuimos en dirección a nuestro destino. Cuando entramos, había realmente un buen ambiente, se podría decir que se estaba agusto. Directamente fuimos a bailar al centro de la pista. Primero bailé con Abraham, luego con Ashley, y cuando me quise dar cuenta, me encontraba bailando con Yolanda en la pista.
-No me gusta esta canción, vamos a la barra a pedirnos algo - me llevó de la mano hasta su destino. Pedimos dos cubatas.
-Pero si te has puesto el vestido que te dije esta mañana - sonreí al recordarlo.
-Sí, pero no por ti, si no porque no tenía otro - me guiño.
-Pues que sepas que te queda genial, estas perfecta - me sonrió
Fuimos de nuevo a la pista, estaba más llena. Notaba como la gente empujaba y no había mucho espacio para bailar. De repente, me tiraron una copa encima y se montó una movida. Un tío se creía que le había mirado mal y me había tirrado la copa, nos empezamos a pegar cuando los guardias de la discoteca nos empezaron a separar. Yolanda se metió en la pelea, intentaba separarnos, me decía que no le siguiera el juego, que era una estupidez, y yo simplemente en ese momento no era yo.
-¡Alex, basta ya! - me decía una y otra vez.
-¡Yolanda, joder, no te metas!
-¡Yo me meto si quiero, y que pares joder! - me pegaba. Yo no me controlaba, y la agarré del cuello y la tiré al suelo. La tiré al suelo de nuevo. Ya iban dos veces. No me controlaba.
Cuando se levantó me tiró su copa encima.
-Que te follen Alejandro - y se fué. Echaron al imbécil ese de la discoteca y ya se relajó el ambiente. Tenía sangre en unas que otras partes de la cara, pero me daba igual.

[Narra Yolanda]

Me había tirado, me había tirado al suelo, otra vez. Dos veces en un día. Esto no se iba a quedar así. Pero no había llorado, otra vez no. Ya he derramado por él muchas lágrimas. En cuanto recapacité, me levanté del suelo y no dudé ni un segundo, y le tiré la copa encima. No me iba a quedar así sin hacer nada. Después de tirársela, me fuí directa de la discoteca. No quería saber nada de nadie, y menos de ese gilipollas malcriado.
No me dirigí al apartamento, porque sabía que sería el primer lugar donde iría en mi busca,. así que opté por irme a tomar un helado y ahogar las penas.
Me dolían tanto los pies que me quité los tacones y fuí descalza por la calle, y aunque la gente me mirase, me daba igual.
Cuando llegué, ví que estaba cerrado. Malditasea. Que mala suerte tengo. Pues opté por sentarme en el bordillo y que pasaran las horas. Empecé a llorar, a soltar lágrimas sin sentimientos, haciendo que todo mi maquillaje se fuera a la mierda.
No podía aceptar el echo de que me hubiera empujado, y otra vez. Creía que había aprendido la lección, pero se ve que no. No le voy a perdonar en la vida. Me parece muy fuerte que no supiera controlarse.
No sabía que hora era, pero todavía era de noche. Llevaba mi iPhone, por lo que observé la hora. Eran las 5:07. Tenía 9 llamadas perdidas. 2 de Ashley, 1 de Abraham, 4 de Laura y 2 de Mario. Se veía que se preocupaban por mí, así que decidí enviar un whatsapp a Laura diciendo que me había ido con Borja a acabar de tomarnos la última copa en su piso.
¿Alguna llamada perdida, algún misero mensaje? No. ¡Nisiquiera un outo whatsapp! Ya sabía lo que le importaba, absolutamente nada de nada. Al rato me llegó un whatsapp, de Laura. Lo abrí.
Laura: Tiaa, ven a casa ya por favor, que estamos preocupados por ti!
Yo: Está por ahí Alejandro?
Laura: No, tranquila, estamos solo los cuatro
Yo: Ya voy para allá.
Cerré el whatsapp, guardé mi móvil en el bolso, me puse de nuevo mis preciosos tacones, y puse rumbo a nuestro apartamento. No quería ni ver la cara a ese cabrón. Estaba amaneciendo poco a poco, supuse que ya serían las 6 por ahí. Pasé por la puesta de recepción, ya que la principal estaba cerrada a estas horas. Saludé al recepcionista y entré en el ascensor. Pulse 5. Iba caminando por el pasillo cuando me fijé que nuestra habitación contenía tres cuatros. No creo que fuera suerte. Llamé a la puerta ya que no me apetecía rebuscar las llaves y sacarlas, era demasiado vaga para esas cosas. Cuando me abrieron, noté unos brazos rodeándome y supe que eran las chicas, yo simplemente cerré los ojos y dejé que el tiempo pasase.
-¿Estás bien? - no respondí.
-¿Quieres estar sola? - tampoco respondí. Al separarme de ellas me dirigí a mi cuarto, no a llorar, sino a dormir, estaba muy cansada. No tenía ni ganas de quitarme el maquillaje corrido, y pasé de ponerme el pijama. En cuanto me tumbé en la cama, dejé que el sueño me venciera.
Los días pasaban y pasaban, y exactamente era 31 de Agosto. Habían pasado 8 días desde la pelea. ¿Que si me hablaba con Alejandro? Para nada. ¿Qué si se había molestado en llamarme estos días? ¿Pasarse a solucionarlo? ¿Al menos a visitar a las chicas y de paso verme? No, no y no. No tenía los suficientes cojones de pisar este piso. ¿Y que si me molestaba? Ni una pizca, ¿que por qué? Porque sabía que desde el primer momento en que le concocí ví que era una chica más para él, un simple lío que nisiquiera llegó a eso.
Las chicas se había preocupado muchísimo estos días por mí, hasta dejaban de ver a los chicos por mí, pero yo no se lo permitía, porque una cosa es que Alejandro me haga daño y otra que los culpe a ellos por tener un amigo como ese. Me pasé los primeros dos días llorando, pero luego me di cuenta que ese no se merece ni que suelte una lágrima por él. Me preguntaba ahora quien sería el que perdonaría a quién, pero porsupuesto que no sería yo.

He tardado un poquito, ¿no? Lo siento, no me venía nada a la cabeza, pero lo importante ahora es que ya está el capítulo 14. Solo daros las gracias por leer mi novela y por si acaso os pongo mi twitter: @Clauthedreamer.
Cualquier duda, ya sabéis. Besos. ;)

domingo, 6 de enero de 2013

Capítulo 13.

[Narra Yoli]

Era de día, Alex y yo nos dirigamos a nuestra casa porque insistió en acompañarme. Ibamos de la mano, ¿eso dignificaba algo? No quería soltarme por miedo a que significara algo. Y ahí estabamos, los dos, caminando en dirección al apartamento, de la mano, sonriendo, más que nunca se podría decir.
-¿Cuál es tu comida favorita? - me pilló de desprevenido.
-¿Y esa pregunta a que viene ahora? - no puede evitar soltar una risilla.
-Responde - dijo sonriendo.
-Pues.. La lasaña se podría decir.
-¿Color favorito?
-¿Enserio Alex, enserio? Pues el rosa.
-¿Cantante favorito?
-Alejandro Sanz.
-¿Enserio?
-¿Qué pasa? Tiene una voz increíble.
-Vale, ¿animal favorito?
-Delfín.
-¿Montaña o playa?
-Montaña.
-¿Flor favorita?
-Rosa.
-¿Ciudad favorita?
-Venecia, ¿basta ya no?
-Si, ya tengo suficiente.
-¿Suficiente para que Alejandro? Cada día te entiendo menos.
-Cosas mías enana - me puso el brazo por encima de los hombros, me acercó a él y me besó la cabeza. Ya habíamos llegado al hall del apartamento y decidí despedirme - Pues hasta la vista Alejandro - me fúi a acercar y se apartó.
-¿Cómo que hasta la vista? - se sorprendió.
-Pues hasta mañana, o hasta esta noche, yo que sé.
-No, no, yo te acompaño hasta la mismísima puerta de tu habitación, tal vez hasta tu cuarto.
-Que no, ya me has acompañado bastante plasta, vete ya por donde hemos venido.
-Da igual, con todo lo que hemos recorrido por un par de metros más no pasa nada´.
-¡Eh, esa es la misma frase que me dijiste el otro día paleto! - y me guiñó el ojo.
Subimos al ascensor y peleábamos por ver quien lo pulsaba antes, pero al final salió empate. La planta cinco, salimos. Íbamos recorriendo el pasillo y veíamos cartelitos que estaban puestos en el picaporte de ''No molestar, por favor''. Habitación 440... Habitación 442... Habitación 444. Ya estábamos enfrente de la habitación, cuando oímos gritos y risas, por lo que abrí rápidamente la puerta con las llaves. Dentro estaban Ash y Abraham riéndose en la mesa del comedor y Laura junto a Mario en el sofá besándose.. ¿Qué? ¿Besándose? ¿Estaba viendo lo mismo que Alejandro' Le miré y lo estaba flipando al igual que yo.
-¡Eh chicos, mirad quienes han vuelto! - Abraham gritando en cuanto nos vio  Laura desvió la mirada hacia nosotros y se separó de Mario corriendo hacia mí para abrazarme.
-Yolanda, por fin habéis vuelto, ¿dónde os habíais metido? - dijo Laura.
-Bueno, es que me dolía muchísimo la cabeza a noche y me llevó a su casa y me quedé ahí a dormir - la expliqué y le miré sonriendo.
-Bueno, ya me cuentas los detalles luego - me susurró al oído Laura.
-No hay nada que contar, eres tú la que me tienes que explicar - dije separándome de ella y mirando a Mario.
Cuando Laura volvió a sentarse en el sofá con Mario, yo decidí enseñar la casa a Alex. Ya había recorrido toda la planta de abajo, y las habitaciones de arriba.
-Y esta es mi habitación - le dije abriendo la puerta de mi cuarto. Por suerte las chicas habían limpiado, menos mal.
-Bonito cuarto, lo tienes todo muy organizado - dijo mirando cada punto de la habitación.
-La verdad es que soy muy perfeccionista.
-Eso me lo tengo que apuntar.
-Por cierto, ¿a qué han venido todas esas preguntas de antes? - dije apoyándome en el marco de la puerta.
-Pues curiosidades que tenía de ti - dijo sentándose en la cama y mirando al techo. Se tumbó en la cama quitándose las chanclas - Por cierto, muy cómoda esta cama.
-Me la has deshecho cerdo - dije cruzando los brazos. Hizo un gesto para que me tumbara al lado de él.
-¿Sabes? Aveces, aunque los detalles de una persona sean lo más pequeños que te puedas imaginar, pueden hacerte más feliz que los más grandes del mundo - dijo nada más que me tumbara junto a él.
-¿Qué coño te pasa hoy? Tanta pregunta me esta volviendo loca - dije mirándole.
-No siempre la vida nos da lo que queremos, tal vez sea el destino el que nos ha juntado, porque yo no he venido con la intención de conocer a la mejor persona del mundo, y miranos.
-Tienes razón, es el destino - dije apoyándome en su pecho, notándo su respiración.
Nos pasamos así una media hora, a lo que me dormí. Sentía como me acariciaba con la yema de los dedos el brazo. Cuando me desperté ni se había movido. Ví que él también estaba dormido, así que le dejé respirar tranquilo y me puse en la almohada observando como dormía, estaba muy mono. En un momento se movió.
-¿Qué hora es? - dijo con voz grave.
-Pues las dos y cuarenta y seis.
-¿Por qué no me has despertado antes? - se incorporó.
-Porque estabas demasiado mono para hacerlo - al decir eso me abrazó fuertemente.
-¿Vamos a comer algo? Te invito a algo.
-No, ya has echo bastante por mí, quiero que cojas un taxi y vuelvas a casa.
-No me apetece, en casa me paso toda la mañana y tarde aburrido si nada que hacer hasta que llega la noche para verte, y me lo paso mejor contigo - sonrió.
-Anda tonto, vamos a dar un paseo por la playa que me apetece estirar las piernas.
-Vale y te pregunto más cosas.
-Ni se te ocurra que si no te ignoro - dije levantándome de la cama.
Cogí ropa y me fui a cambiarme al baño de Laura. Me puse este conjunto simple, lo primero que pillé. Me peiné y arreglé el pelo y salí. Me dirigía a mi cuarto cuando pillé a Alex mirando en mi armario.
-¡Eh, que bonito es este vestido! - dijo sacándolo.
-Pues esta noche me lo pongo para ti, venga vamonos cotilla - dije cogiendo mi iPhone de la mesita.
-¿Enserio te lo vas a poner? - dijo dejándolo en su sitio.
-No se, depende de como te portes ahora - empecé a reírme.
Bajamos las escaleras y no había rastro de los demás.
-¿Dónde se habrán metido? - preguntó Alex.
-Habrán ido a comer seguramente - le respondí.
Cogí las llaves de la mesita de la entrada y salimos por la puerta. Bajamos por las escaleras, ya que me apetecía hacer una carrera. Al salir del apartamento nos encontramos con la zona de niños y el mini-golf.
-Siempre he querido probarlo - le comenté mirando a los pequeñínes.
-¡Estás echa toda una enana! - me dijo mientras me despeinaba.
-¡No es mi culpa que nunca lo haya probado - dije pegándolo en el hombro - Además, no te metas conmigo porque me guste ese juego, cuando te guste algo a ti me voy a reír y te vas a joder - dije cruzando los brazos y adelantándole.
-Venga Yolanda, ¿enserio te vas a picar por decirte eso? - no le contesté - Por lo que veo sí - no me giré en ningún momento, por lo que se situó enseguida al lado mía - Te picas por todo, Yolanda.
-Sí, porque tengo mis razones - llegamos al puesto de los negritos.
-Venga, ¿me perdonas si te compro una pulsera? - se acercó a un puestecito.
-No creas que con una misera pulsera te voy a perdonar, pero.. Mira, me gusta ésta - cogí una pulsera marrón como de trenza y se la dí.
-¿Cuánto cuesta? - pregunto Alex.
-Dos euros - dijo el negrito.
-Tome - le tendió el dinero y se lo dió - Espero que te acuerdes de mí siempre - dijo mirándome a los ojos, con esos preciosos ojos azules, y atándome la pulsera. Empezamos a andar por la orilla de la playa, de tal forma que mojábamos nuestros pies. Hablabamos de unas y otras cosas. Quería agradecerle todo lo que estaba haciendo por mí, y me ha demostrado que no es igual que los demás tíos.
-Gracias - no se lo esperaba, lo dije de sopetón, y me miró sorprendido.
-¿Por qué enana? - dijo. Me paré.
-Por comprárme la pulsera, por llevarme a tu casa cuando estaba mal, por acompañarme a casa todas las veces, por haber echo todo eso por mí y por soportarme cada minuto del día - dije mirándole de nuevo a esos preciosos ojos. Simplemente me abrazó, y fue uno de esos abrazos que no quieres que acaben nunca.
-Sabes que no tienes por que darlas, simplemente me gusta pasar tiempo contigo, estoy agusto - sonrió, y nos pusimos a andar. De nuevo me paré - ¿Qué te pasa ahora?
-Que tengo hambre - y tras decir eso me gruñó la tripa. Se empezó a reír.
-¡Es verdad, si no hemos comido todavía! ¿Dónde le apetece comer a la señorita? - lo dijo haciendo una reverencia.
-¿A un restraurante chino? - propuse.
-Pues a un restaurante chino se ha dicho - me cogió de la mano y empezamos a andar. A mitad del camino me acordé de algo.
-Alex, pero yo no llevo dinero, ¿y si nos volvemos a por mi monedero? - dije.
-No te preocupes, lo pago yo - y alzó una hermosa sonrisa.
-No me gusta que la gente pague por mí - dije intentando convencerle. La verdad nunca me ha gustado que la gente pague mi parte o por mí. Me gustaba ese detalle de que pague un chico, pero no siempre, porque parecía como que nos aprovechamos del chico y no tenemos dinero.
-Venga tonta, y la próxima vez pagas tú - al final acabó convenciéndome a mí, en vez de yo a él.
Llegamos y pedimos una mesa para dos, y si no fuera molestia, que nos sentaran dentro, que afuera era imposible estar comiendo. Nos atendieron y pedimos dos rollos de primavera, arroz frito con tres delicias, pollo con almendras, ternera con verduras y una ensalada china. Tal vez fuera mucho, pero comimos lo justo para el postre, que lo compraríamos a la vuelta.
-Mira, aunque no pagues, llama al chino para que nos traiga la cuenta - dijo Alejandro.
-¡Si anda! Que vergüenza, no, no.. - puso cara de ''venga hombre'' y accedí. Levanté la mano y enseguida se fijó el chino en nosotros.
-¿Nos puedes traer la cuenta, por favor? - le pedí cuando vino.
-Claro que zi, zeñorita - dijo con ese acento chino que tenía.
-¿Ves como no era tan difícil pequeña? - dijo orgulloso.
-Venga, paga y nos vamos, que se me ha antojado un postre de lo más rico - pagó, eran 18 euros, y además, ahí se comía mucho y se pagaba poco, por lo que era un buen sitio para comer y algo baratillo.
-La próxima vez pago yo, ¿eh? - dije sacándole de sus pensamientos, ¿en que estaría pensando?
-A ti te ha sentado mal la comida, tontita - dijo burlándose de mí, otra vez.
-¿Por qué te burlas tanto de mí, Alejandro? - dije.
-Porque te pones muy mona cuando te hago de rabiar - dijo poniéndome su brazo por encima del hombro. Llegamos a la heladería ''Ben & Jerry's'' donde se encontraban los mejores helados del mundo. Nos cogimos para los dos una copa con el sabor de Cookie Dough, nuestro favorito, que llevaba nata, trocitos de chocolate y galleta y dos barquitos.
-No se como tú Yolanda, pero yo ya estoy llenísimo, no puedo más.. - me dijo - No se como te puede entrar todo eso después de lo que hemos comido en los chinos..
-Pues no lo sé - dije con la boca llena.
-No me parece normal que comas más que yo, y además que hemos comido lo mismo - dijo apoyando los codos en la mesa y sujetando su barbilla - me gusta verte comer - nos empezamos a reír y dí por acabado el helado cuando lo acabé. Cuando decidimos salir, comenzó a reírse sin sentido alguno, y no entendía porque se reía de mí, tal vez se había tropezado un camarero o algo parecido, quería saberlo por lo que le pregunté decidida.
-¿Por qué te ríes? - dije confusa.
-Ven aquí anda - se acercó a mí - tienes un poco de helado en la nariz, pequeña - llevó su dedo a mi nariz y cuando la quitó se chupó el dedo - Mmm.. De galletas, muy bueno - me reí de la forma que lo dijo, parecía un niño pequeño - Anda risitas, vamonos.
Íbamos de la manos a mi apartamento, de repente sonó mi móvil, así que me solté de su mano. Lo cogí y ví que era un whatsapp.
-Es un whatsapp, y es de Laura, dice que están en la playa y que vayamos para allá.
-¿Te apetece un bañito en la playa? - me dijo cuando guardé el móvil.
-Si a ti te parece bien, pues vale - le sonreí.
-¡Pues a la playa se ha dicho! - cuando ya íbamos a llegar a la playa, nos faltaba una calle para llegar y Alex propuso algo - Hacemos una carrera, y a ver quien llega antes, ¿te parece?
-Es que no tengo muchas ganas de correr...
-¿Ves? Tanto comer te ha afectado.
-Bueno vale...
-Venga a la de tres, una.. Dos.. Y.. - antes de que dijera tres salí pitando- ¡TRES! ¡Eh! ¡Eso no vale! ¡Yolandaaaa! - corría detrás mía para intentar alcanzarme. Parecíamos dos niños pequeños.
Como no, llegué la primera y después Alejandro.
-Eres una tramposa, ¿lo sabías? - dijo cogiendo aire.
-¡Qué va! Tienes que asimilar que te ha ganado una chica Alex, y tranquilo, no se lo diré a nadie - dije dándome la vuelta y yendo hacia los chicos que nos saludaban desde lo lejos para que supiéramos que eran ellos. Alex se puso a mi lado diciéndome algo.
-Que sepas que has echo trampas y quiero la revancha, Yolanda Garcia Sánchez.
-Como quieras - le guiñé el ojo.
Llegamos al sitio de los chicos y me senté encima de Laura, haciendo que se quejara.
-¿Dónde habéis estado todo este rato? - preguntó Mario.
-Pues después de dejarnos solos y sin avisarnos donde ibais, nos fuimos a dar una vuelta por la playa, luego al chino a comer y despues al ''Ben&Jerry's'' a tomarnos el postre - le respondí.
-Osea que habéis pasado un buen rato, ¿no? - dijo Laura-
-Sip - dijo mirándome Alex.
-¡Yolandaaa! - gritó Ash que venía con Abraham. Vino hacia mí y me abrazó muy fuerte - ¿Os apetece bañaros? - propuso.
-Ahora que lo dices, hace un poco de calor, así que sí, ¿Alex, vienes? - dije tendiéndole mi mano.
-Eso ni se pregunta - la aceptó y se quitó la camiseta mostrando sus preciosos abdominales haciendo que me quedara embobada - ¡Tierra llamando a Yoli! ¿Vienes o no?
-Sí, sí.

Siento haber tardado tanto en publicarlo, he estado algo liada. Bueno espero que os haya gustado, hasta la próxima y gracias por leer.
Twitter: Clauthedreamer



lunes, 31 de diciembre de 2012

Capítulo 12.

[Narra Yoli]

Alejandro se estaba comportando genial conmigo, después de todo lo que me había pasado con él, ahí estaba, en su piso, desayunando con él las tostadas con mermelada que me había preparado él mismo. Cuando acabamos llevó la bandeja a la cocina y yo fui a vestir. Tenía que ponerme el vestido de anoche, pues opté por ir con lo que había dormido y pedir un taxi para no ir con esos taconazos. Me picaba la curiosidad de ver que había en los cajones de la mesita de noche, asi que me dispuse a verlo. Cuando lo iba a abrir, Alejandro entró por la puerta.
-Lo.. Lo siento, creía que estabas cambiandote en el baño, aunque por lo que veo no te ha dado a tiempo - me miró de arriba a abajo.
-Es que pienso ir así, asi que lo siento, pero me voy a quedar con ese precioso conjunto que me has dejado - dije cogiendo las cosas y saliendo por la puerta.
-Vale, como quieras - dijo entrando en su cuarto.
Me dirigía a la cocina para cotillear, la verdad es que no tenían gran cosa, igual que nosotras. Me fui dirigiendome al sofá cuando oí un ruido que provenía de la habitación de Alex.
-¿Alex? ¿Estás ahí? - pregunté asustada, pero nadie respondía - ¡Alejandro, como me asustes no te voy a dirigir la palabra el resto de mi vida! - grité - ¡Venga Alejandro, fuera de coña! - derepente apareció alguien por la puerta haciendo que pegara un pequeño salto acompañado de un grito.
-Lo siento, es que se me ha caido la lámpara de mi mesita.
-¡Eres un cabrón! No me des esos sustos imbécil.. - dije pegándole en el brazo. Se empezó a reir.
-Tranquila enana, tampoco a sido para tanto - dijo abrazándome.
-Me voy ya, ¿vale? - dije mirándo hacia arriba.
-Ese no era el trato, eres una mentirosa, un trato es un trato - dijo.
-Bueno vale, pero date prisa, que quiero llegar lo más pronto posible a casa y ducharme tranquila.
-¿Y aquí no te puedes duchar o qué?
-Es que no me fío ni un pelo de ti, a saber si intentas abrir la puerta o algo solo para verme.
-Perdona que te diga pero yo no soy de esos tíos - se separó de mí bruscamente.
Se dirigía a la puerta cogiéndo de la mesa las llaves y su móvil. Me había pasado, ásí que me acerqué a él.
-Alejandro..
-Dejame, y vamos, que te acompaño y me voy enseguida, para que no pienses más cosas así.
Me había sentido mal, pero tenía mi merecido por haber dicho eso.
Ibamos caminando por la acera, a medio metro el uno del otro, sin tocarnos en ningún momento, nisiquiera rozarnos. Hace unos minutos estaba con él abrazada en el pasillo, y ahora así. Andábamos en silencio, yo comiendome la cabeza con el error que había dicho y él pensando en sus cosas. Decidí hablar.
-Alejandro, lo siento, no era mi intención decir eso, era simplemente una broma..
-¿Enserio pensabas que soy así? Bua.. Flipo contigo Yolanda - Yolanda.. Hasta decía mi nombre entero, si que le había molestado.
-¿Qué quieres? Todos los tíos sois iguales - dije en mi defensa.
-Pero yo no, y deberías de saberlo - dijo cabreado.
-Pero al final siempre acabais siendo unos capullos.
-¡Pero que yo no soy así Yolanda! - dijo gritándome.
-¿Y tú que sabes? - dije en tono normal.
-¡¿Y que sabes tú?! - me empujó haciendo que me cayera al suelo. No lo reconocía, no era el mismo Alejandro que me invitó a la copa días antes, o él que no se enfadó porque le tire su propia copa a la camisa. No era él, era un monstruo haciendose pasar por Alejandro. Me había empujado tan fuerte que me dolía el cuerpo, esto no puede seguir así. Empecé a soltar lágrimas, mirando al suelo. ël sin embargo se había quedado ahí, de pie, ni se había inmutado, después se fijó en que lloraba y decidió acercarse a mí. Me quiso ayudar pero quite su mano de mi brazo.
-No me toques - dije tristemente.
-Yolanda, lo siento, no era.. No era mi intención hacerte daño, lo.. Lo siento, de véras..
-Si no querías haberme echo esto haberte pensado antes las consecuancias que ibas a causar.
-Yolanda, yo..
-No, Yolanda nada. Ni me toques, ni me mires, ni me llames, nada - suspiré para tranquilizarme - Olvidate de mí.

[Narra Alejandro]

-Olvídate de mí.
Tan solo existían tres palabras que me hundirían tanto por dentro como por fuera, esas tres palabras que acababa de decir, y no era consciente de que lo hubiera dicho ella en ese momento. ¿Cómo cojones había podido hacer eso a una chica? Y más todavía a Yolanda. Mis padres me enseñaron a no pegar a las mujeres, ni a empujarlas, ni a hacerlas daño simplemente. Siempre me ha parecido de lo más cruel eso de pegar a las mujeres para desahogarte o simplemente para divertirte. Era el capullo más grande del mundo, de estar feliz con solo ver su sonrisa a acabar empujandola y haciendola daño. Me sentía peor que la noche en que la que me confesó sus sentimientos y yo muy imbécil la dije que no. Tal vez ahora me sentía como el puto culo, pero seguía sin asimilarlo. Ví que emezó a llorar, ahí me derrumbé, no soportaba verla llorar, por eso esa noche en que la rechacé me fui a mi casa para no verla llorando. Quería ayudarla, disculparme de lo que había echo, el error que había cometido. Quería pegarme un tiro ahora mismo, quería desaparecer. Me sentía un completo idiota, y ojalá hubiera máquina del tiempo para poder retroceder y decirme ''Eh tú, no hagas eso a no ser de que quieras cometer el peor eeror de tu vida''. Me quería marchar de ahí, pero no quería que sufriera de nuevo por un idiota como yo. A tomar por culo mi vida, sin ella no soy nadie, simplemente no soy ni el mismo Alejandro. Me fijé que se empezaba a marchar. Así que empecé a correr para situarme a su misma altura.
-¿No has oído lo que te he dicho? ¡Vete de aquí, joder! ¡Eres un capullo! ¡Déjame en paz gilipollas! ¡Olvídate de mí, de que existo! ¡Ahora mismo no eres nadie para mí! - rompió a llorar fuertemente, se puso las manos en los ojos para taparse la cara, y ahí decidí abrazarla - ¡Suéltame cabrón! ¡No me toques con tus manos! - comenzó a pegarme o almenos intentándolo porque la abrazaba tan fuerte para que se calmara, y se apoyó en mi pecho a llorar. Me daba igual que me manchara la camiseta, me daba igual lo que pasara, solo quería que se calmara, y abrazarla la última vez. Recordé la fuerza que puse para empujarla y que cayera, aún recuerdo que con estas manos había hecho daño a una mujer, a Yolanda. Ya me daba igual todo, y sin nisiquiera pensarlo, unas lágrimas empezaron a recorrer mi rostro. Ella lo notó y miro hacia arriba. Decidí separarme y sentarme en el pequeño muro que había al lado de la acera. Se acercó a mí y se agachó para ponerse de cara a mí.
-Sí Yolanda, estoy llorando. Hay chicos que no lloran, pero yo no soy uno de ellos por lo que ves. Algunos lloran por alegría, otros por diversión, incluso otros por amor, como yo. Estoy siento el capullo más grande del mundo en estos momento, y aún así me sigue dando igual. De pequeño me enseñaron a no pegar a las mujeres, y ahora me he traicionado a mí mismo. No soy capaz de asimilar lo que acabo de hacer, de lo que acaba de pasar, y menos lo de que me olvide de ti. No asimilo todo esto y solo sé que ha sido un error. De los errores se aprende, sí, y esto me ha enseñado las consecuencias que pueden haber después. Simplemente he explotado y la he tomado contigo, y yo no exploto nunca, la verdad. Este a sido un caso aparte, en el que he fracasado, y tendría que aceptar las consecuencias - suspiré - Verte así me ha derrumbado tanto por dentro como por fuera, ver llorar a una mujer es el peor momento que puede haber en esta vida, y sé que esas lágrimas salen por mi puta culpa. Cuando te rechacé el otro día, me fui por esto mismo, no quería verte llorar. Tal vez nunca en la vida me perdones, pero solo te pido que no nos dejemos de ver, por el simple echo de que no puedo olvidarte. Estos días me has echo el idiota más feliz del mundo, y todo gracias a ti. El día que te rechacé, fue porque no quería hacerte daño, sé como soy, un cabrón, no he durado más de una semana con una chica, aunque con una duré año y medio. Me dolió tanto que me encerré en mi cuarto y no supe que hacer. Me dolió tanto que no salí durante semanas. Me dolió, me sentó como una apuñalada, por eso no quería que volviera a pasar, y menos contigo. Porque tu eres una gran chica que no se merece ser tratada como te he tratado yo, o simplemente sufrir como te he echo sufrir a ti. No te pido que estes el resto de mi vida conmigo, nisiquiera que me perdones, solo quiero que me dejes verte como hasta ahora, para seguir oliendo ese precioso aroma de Calvin Klein que te echas cada día, o simplemente para seguir contemplando tus mil y un defectos. Y de verás que lo siento, y mucho, tal vez demasiado, ha sido el mayor error que he cometido en mi vida, pero gracias a él aprenderé a no volverlo a hacer ni contigo ni con ninguna otra mujer.

[Narra Yolanda]

Alejandro se había arrepentido de verdad, me había demostrado que estaba echo una mierda, y lo mejor de todo es que no se había marchado como la última vez. Verle llorar me había enseñado que algunos tíos si que lo hacen, pero me había enseñado que si un tío llora por algo, es que le importa esa cosa o persona. Y yo en este caso si que le importaba, o sino no se por que ha soltado todo ese dircurso. Se sentía peor que yo en este momento, y se merecía más que todo esto, así que decidí hablar.
-Alejandro, me he pasado en tu casa con lo del tema de que todos los tíos sois iguales, pero hoy me has demostrado que tu no eres como el resto, que vales más que ellos. Me arrepiento de lo que te he dicho, porque me he sentido fatal cuando ni me hablabas de camino, ni si quiera me rozabas. Me dolió, y mucho, y después esto. Me sorprendió que me hicieras eso, creía que no eras como los demás, pero lo que has dicho ahora me ha abierto los ojos, y me has demostrado que tíos como tú no te encuentras cada día, asique he decidido que voy a seguir a tu lado. No te estoy perdonando, pero no quiero perderte, porque se que lo has echo sin querer, que ha salido tu lado malo, a alguno nos puede pasar lo mismo que a ti. Todo el mundo se arrepiente en algún momento, pero no es consciente de lo que hace hasta que comete ese error que va a dejar marca en el resto de su vida. Hoy hemos sido los dos unos capullos, y así es la vida, así que olvidemoslo. ¿Me acompañas a casa como estaba planificado? - me quedé agusto soltando todo eso, y quizás no me perdonaría por haberle dicho eso, pero me equivocaba. En cuanto se levantó, me abrazó, me abrazó tan fuertemente que sabía que ese abrazo significaba ''todo olvidado''. En el fondo se arrepentía, y lo sé. Es un buen chico, y no lo voy a dejar escapar.


domingo, 30 de diciembre de 2012

Capítulo 11.

[Narra Laura]

Habíamos entrado a la discoteca dejando a Yoli y Alex afuera abrazándose, dejándoles intimidad. Me había ido a la pista a bailar con Ash, a darlo todo. Los chicos mientras tanto pedían las copas en la barra. Al rato me fijé que había entrado Alejandro a la discoteca, pero Yoli no. Este subía las escaleras a la planta de arriba. Yolanda entró directamente para ir a la barra a tomarse algo. Después veía que se llevaba la mano a la cabeza, parecía que esta la dolía. Se levantó del taburete y se fue decidida a la planta de arriba, supuestamente para hablar con Alejandro. Pero no era lo que quería hacer, ya que se chocó con él cuando este bajaba las escaleras y Yoli las subía. Que torpe ella, como siempre. Me fijé que se gritaban y que esta pasaba, y en unos minutos salían por la puerta por la que entramos. Entonces dí por asumido que estos no iban a pisar un pie otra vez en toda la noche. Ash me sacó de los pensamientos profundos que tenía.
-Tía, tengo ganas de irme de aquí, ¿por qué no vamos a dar una vuelta?
-Si, mejor, que tanta gente me pone de los nervios.
Fuimos a la barra pero los chicos no estaban, se encontraban en la pista bailando con otras dos chicas, de ahí me fui muy cabreada de la discoteca con Ash detrás, y esta pidiéndome explicaciones. Salí por la puerta entre toda la gente que había en la entrada, con Ash por mi espalda.
-Tronca, ¿te quieres parar ya y explicarme que te pasa? - dijo poniéndose delante mía.
-Pues que he visto a Mario y a Abraham con otra dos tías más guapas y guarras que nosotras con ellos, ¿no entiendes lo que pasa? ¡Qué ya se han cansado de nosotras! 
-¿Qué me estas contando? ¿Enserio? - se quedó con la oca abierta.
-Lo que oyes, mira Ashley, paso de sus caras, yo me piro a casa, ¿vienes o te quedas con esos gilipollas?
-Me voy contigo, Ashley - no dudó en responder.
Empezamos a andar, calladas, en silencio, sin rumbo, pero intentando llegar a casa.
Odiaba que hicieran ese tipo de cosas los tíos, que te dejasen plantada o que se fueran con otras. Sacandome de mis pensamientos, un móvil empezó a sonar, mi móvil. Sonaba Girl On Fire de Alicia Keys. Ví en la pantalla que ponía Mario.
-¿Dónde os habéis metido? ¡Qué no os vemos por ninguna parte! - no me dió tiempo para hablar.
-Dirás al revés - se quedó callado - Sí, hemos visto que habeís ido con esas dos guarras, y no habeís dejado de lado, ¡pues ala, ahora que os den! - colgé enfurecida.
Volvió llamar acto seguido.
-¿No entiendes que no queremos a otras? Os queremos a vosotras, y si os ponéis así pues vale, pero vamos a solucionarlo como sea, y si os vais a casa, vamos a ir a por vosotras.
-Es que me ha sentado muy mal, creia que eramos amigos, y que fueramos a bailar no significaba que os dejaramos de lado, y queríamos que os unierais para bailar todos juntos - le dije - Y además.. - le dije en un susurro - Yo quería bailar contigo.
-¿Venis para acá? Además te tengo que comentar una cosa, ahora nos vemos - y me colgó.
-¿Qué te han dicho? - preguntó Ash situándose al lado mía.
-Que volvamos, y que Mario tiene que hablar conmigo - me quedé embobada mirando un punto fijo en la carretera.
-Eh, tranquila Laura - me dijo acariciándome la espalda - Seguro que no es nada malo
-Eso espero - ojalá tuviera razón.
Cuando ibamos de vuelta a la discoteca me entraron unas ganas tremendas de saltar encima de Mario y abrazarle fuertemente. Él en realidad se preocupaba por mi, y yo lo sabía. Estaban esperándonos afuera. Salí corriendo hacia Mario dejando detrás detrás a Ashley. Él captó lo que quería hacer, así que no se negó. Me iba acercando cuando pegué un salto y me agarré de su cuello y él de mi culo.
-¿Tanto me has echado de menos? - dijo juntando nuestras frentes.
-¡Callaté y bésame! - iba a hacerlo yo pero se me adelanto - No permito que nadie toque a mi novio.
-¿Novio? - mierda, ¿por qué lo he tenido que decir?
-No quería decir es.. - empecé a susurrrar.
-¡Laura Romero Cortijo es oficialmente mi novia! - dijo alejándose un poco de mí y gritándolo.
-Calla tonto - empecé a reír - ¿No crees que es demasiado pronto? - dije bajándome al suelo.
-¿Estás de coña no? En menos de un mes ya no estarás conmigo y tengo que aprovechar cada momento para estar contigo, al menos ahora tengo escusa para visitarte cuando quiera - dijo mostrándo una presiosa sonrisa que nunca había visto en él.
-Serás tonto - le pegué en el pecho.
-Pero soy tu tonto - sonreí y junto sus labios con los míos.
-Venga tortolitos, vamos a dentro que quiero marcha - dijo Abraham elevando su puño.
-¿Vamos? - me dijo Mario cogiéndome la mano.
-Vamos - le sonreí y entramos.
El ambiente era igual que antes, aunque fuera la hora que fuese. Iba decidida a la pista de la mano de Mario cuando alguien le paró, me giré y observé que eran las guarras de antes, miré a Mario con cara triste y me sonrió.
-Chicos, nos vamos a casa, ¿os venis y pasais la mejor noche de vuestra vida? - dijo la rubia a Mario.
-No, gracias, además, a sido todo un mal entendido, y además, tengo novia - dijo mirándome Mario.
-Yo no tengo nov.. - Ahs le pegó en el estómago - Y yo también.
-Pues tenéis el gusto en el puto culo chavales, porque son más feas.. - dijo alejándose la morena. No pensaba callarme y que se fuera de rositas.
-Y tú has salido igual de puta que tu madre, además tus pintas lo dicen todo guarra - Mario me cogió del brazo.
-Mira niñata, a mi madre ni la nombres, y para guarra ya estás tú, que te vas a zorrear con otros cuando tu novio no mira - dijo acercándose a mí.
-¿Perdona? ¿Acaso tú te has visto? ¡Que cambias más de tíos que de bragas! - dije juntándome a ella. Sentí como me agarraba de un mechón de mi pelo haciendo que le diera una ostia en toda la cara, y de ahí se formó un corrillo rodeandonos, empujandonos y pegandonos. Ashley me agarraba por el brazo todo el rato, y Mario igual, mientras que Abraham intentaba separar a la otra chica de mí junto con un guardia de seguridad.
Tras separararla de mí la echaron de la discoteca, ¡será imbécil la tía! Me había tirado al suejo y me había dado un golpe contra la cabeza, de tal manera que ahora me dolía. Me fuí ha apoyar a la barra pero no calculé la distancia y me resvalé con algo que había en el suelo. Sabía de sobra que me la pegaría pero a pocos centímetros del suelo, alguien me cogió en brazos. Fue Mario quién me cogió.
-Gracias - dije apoyandome en su pecho.
-¿Estás bien Laura? - dijo preocupándose.
-Sí, solo que me estaba empezando a doler la cabeza por el golpe que me ha dado - me llevé la mano a la cabeza.
-¿Te llevo a casa y descansas?
-No, no hace falta que me lleves, puedo ir solita - me dejó en el suelo y si no fuera por él, me la habría pegado de nuevo.
-¿Cómo vas a ir sola estándo así? Venga, voy contigo, ¡eh chicos! ¿Venis a casa con nosotros? - dijo mario a Abraham y a Ashley.
-Sí, por que después de toda esta movida estoy agotada, y quiero quitarme estos malditos tacones - dijo quejándose Ash.
-Me creía que os los poníais porque eran cómodos - dijo Abraham a esta ya fuera de la discoteca.
-No chiquillo, nos los ponemos porque son preciosos y nos hacen altas - dijo aclarando la duda de él. Les miraba por encima del hombro de Mario y veía que se empezaron a reír, eran tan monos, y hacían tan buena pareja. Mario seguía llevandome como una princesa.
-Sabes que puedo andar solita..
-Sí, si lo sé, pero no quiero que te vayas a caer de nuevo - si es que era más cariñoso..
Les propusimos que pasaran ´la noche en nuestro apartamento, ya que el suyo estaba bastante lejos, además se había comportado muy bien con nosotras aquella noche.
-¡Vaya..! Es demasiado grande para tres chicas solitarias que han venido a pasar un mes a la playa - dijo Abraham al abrir.
-Anda tonto, ven, acompañame a la cocina que preparamos algún aperitivo.
-Perdona, soy un invitado, yo no te diría eso si estuvieras en nuestra casa - se quejó este.
-Ya, pero como Laura esta mal de la cabeza no esta en plan para preparar algo, bueno, ¿ayudas o te quedas sin comer?
-Bueno.. Pero porque eres tú, que si no nada.
Después de que Ash y Abraham entraran en la cocina, nos quedamos Mario y yo a solas.
-Gracias por lo que has echo en toda la noche - dije ya sentada en el sofá y apoyandome en el pecho de Mario.
-¿Y que he echo para que estés tan satisffecha de mi trabajo? - preguntó haciendose el tonto.
-Estar ahí en todo momento, ayudarme con el tema de la cabeza, defenderme con lo de la pelea, acompañarme hasta casa, llevarme en tu brazos hasta a.. - me besó interrumpiéndome y haciendo que no acabase.
-Lo siento, pero hablas demasiado, y necesitaba sentir tus labios otra vez - se disculpó.
-Pues me encanta que me calles de esa manera - le sonreí y le devolví el beso - ¿Sabes algo de Alex y Yoli?
-No, pero seguro que se han ido a nuestro piso a solucionar las cosas.

Este capítulo va de Mario y Laura, porque me apetecía que fuera uno entero de ellos, ya que el suguiente va a ser de los dos protagonistas. Lo mismo de siempre, que muchas gracias y que sigais leyendo. ¡Ah, y que recomendeis la novela si no os importa!
Besos.